miércoles, 18 de mayo de 2016

Ellos. Nosotros. Los de la calle.



Ellos. Los de la calle. El tipo que vi anoche en la vereda. Sentado. Las manos entrelazadas sobre las rodillas. Cara mirando al suelo. Ojos cerrados. Un penitente de la nada. Un tazón de fideos apenas empezado lo acompañaba. El frío. Los pibes. Los que duermen en Constitución. Los que se asoman entre los autos. Se asoman al hielo. Y la tienen que patear y salir y pedir manguear cirujear, crear del despojo uno nuevo. Solos. Tal vez con un de vez en cuando de alguien. Un tazón de fideos...puede ser. No es poco. Pero no alcanza. No alcanza si nadie ve. Nadie los ve. Yo no los veo. Apenas los miro. Y el "no hacer" se convierte en una catarsis vomitiva que se condensa en un catarro asqueroso que no me deja respirar. Estruja la garganta. Pero hace frío y sigo. Todos seguimos. Todos seguimos transitando una ciudad que busca saciarse de objetos de hot sale de smartphone de adicciones para taponar dolores, ausencias y soledades. Porque todos tenemos frio todos estamos en alguna vereda en alguna calle con un tazón de fideos apenas empezado esperando que una mano nos toque una mirada nos vea nos atraviese nos ame.

¡Qué frio la puta madre! Pero si el abrazo es de un mínimo de dos. Nadie debería estar solo o sola. Con estos días tan nublados. "Desde que asumió ese hijo de puta no salió nunca más el sol", dice una compa por ahí y me deja pensando. Y el frío es más frío y el pobre es más pobre y el dolor es más dolor. ¡Porque se quieren afanar la esperanza! Que era lo único que nos quedaba che...¿Qué van a hacer?! ¡¿Qué van a hacer decime?! Los viejos, los locos, los pibes, las pibas, los perros...ellos ...los de la calle. ¿Te detuviste a pensarlo? Algunos con "tanto piso" en Belgrano y otros con "tanto piso" frio sin abrigar. ¡La pucha che! De tan obvio se hizo normal. Y ¡qué frio da eso!

Ellos y nosotros, los de la calle. Pienso en ese señor sentado en la vereda. Me pregunto si amaneció muerto de frío ¿cruel no? y se me hielan los ojos...¡Sistema de mierda! No es meritocracia, no. Alguien repartió mal los panes que alcanzaban para todos...pienso, y busco el calor que me apague el frío. Y pienso en mis compañeros, en esos pequeños fuegos que arden cada día y lloro, lloro para adentro, porque el frío congela hasta las lágrimas que no quieren salir afuera. Pienso en sus manos tendidas y en sus miradas sensibles. En todos los que estamos en las calles: ellos y nosotros, los viejos, los locos, los pibes, las pibas, los perros, los que estamos sin laburo, los que estamos pidiendo que nos devuelvan el pan. ¿Qué vamos a hacer? ¡¡¿Qué vamos a hacer decime?! Estamos en las veredas en las calles durmiendo a la intemperie, reconociéndonos de vuelta, para que no nos afanen la puta esperanza de vivir en la calle, pero con calor. Para que los pibes y los viejos no tengan "que hacerse solos", porque las libertades y los derechos los arrebatamos entre todos...o caemos uno a uno, muertos de frío, en soledad.