Algo había dicho sobre los símbolos,
algo pensaba, algo quería escribir sobre ellos. Y siempre, siempre, la memoria
y el tiempo se entrecruzan. Y hacen círculos, porque son circulares. No viajan
en línea recta. Porque nada en el mundo viaja en línea recta. Ni siquiera los
ferrocarriles. Ellos viajan sobre una esfera redonda, aunque sus pasajeros sientan que es recta.
El círculo es un símbolo. Difícil de
entender, y mucho más de explicar. Un círculo que continúa y descansa en la
eternidad de cientos por miles de instantes.
La vida es un círculo. El tiempo es
un círculo. Las historias son círculos que se cuentan una y otra vez.
Alguien dijo: “Hay que terminar las
historias. Así pueden comenzarse otras…”
Círculos y símbolos, espirales y
círculos, círculos espiralados, sin principio, ni fin. Solo círculos, que
cuentan la edad del tiempo.
Una historia que se abre de continuo,
una herramienta, un oficio, un herrero y un escritor. Una estrategia, una
batalla y una victoria.
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