lunes, 23 de septiembre de 2013

el reposo del Lago

El lago duerme en el cuenco de la bahía. Se acurruca como cada noche. Descalza sus pies en la arena y recoge los sueños depositados en su orilla.
Tres mil ochocientos metros sobre el nivel del mar. Azul cálido. Frío resplandor. Exuberante paisaje. Camino de dioses y vírgenes.
Posee la extraña virtud de recortar la respiración de visitantes apurados por el paso inquieto del reloj constante y apresurado. El método es simple y milenario. Se sabe: a sus puertas solo se ingresa con reverencia. Para ello, es necesario detener ese tictac tictac tictac tictac…
Allí, reina el Sol.

Mientras la Isla se cubre de silencios, pienso que mi ciudad se viste, a esa exacta hora, de brutales ruidos. Que ensordecen. Ruidos que van y vienen de cosas urgentes pero no importantes. Y el ritmo se acelera con cada día mes y año. El espacio se colma de necesidades creadas, rituales vacíos, millones de voces gritando sin decir, sin tiempo para nada, cada vez menos, solo hacer sin pensar sin sentir sin asir sin vivir...menos aun mirar.  

El altiplano reposa en el cuenco de su cordillera. Duerme despierta reposando aun la herida. Dejando derramar los últimos vestigios, los últimos restos de muchos dolores. Renaciendo después de un crudo invierno atroz. Recomponiendo el útero de una madre desgarrada desde sus entrañas por el vil impulso del hambre de un monstruo voraz y mezquino. Sediento insaciable de sangre noble.

Mientras el altiplano reposa, y se cubre de silencios, pienso que mi ciudad se viste, a esa exacta hora, de brutales carencias. Carencias intangibles. De una historia perdida. Más bien: desbastada. Donde treinta mil desaparecidos se llevaron treinta mil historias y futuros por cumplir. Donde treinta mil valen un Julio Lopez; y un Julio López duele tanto como treinta mil. Donde es urgente y preciso encontrarlo, pero no importante. No tanto como el precio del billete que tiene el color del árbol pero no lo es. Donde el ritmo se acelera con cada día mes y año….y el espacio se colma de necesidades creadas, pero no de historias

Tal vez por eso se hace importante, aunque no urgente…mientas uno asciende o desciende, detener el tic tac tic tac tic tac tic tac tic tac tic tac tic tac tic tac   Tic   Tac    Tic       Tac     Tic               Tac            Tic                   Tac          Tic                 Tac

Y descender despacio…ingresar a las puertas de lo sagrado que representa la vida allí en el Lago….pero también acá. Si. Aca en la Ciudad. Recuperar los nombres de los que se fueron. Y  recuperar, sobre todo, nuestros propios nombres. Nuestros destinos. Y el de quienes nos rodean.
Que el reposo del Lago nos alcance. Que nuestros sueños asciendan y entren por sus puertas con reverencia por la vida y colmen el cielo de estrellas.

Y sobre todo….que el silencio nos cubra para poder oir, sin tictac…porque sin el, solo hay camino.





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